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Estos dos elementos son considerados como las bases del diseño por el orden y sentido que le brindan a tus proyectos. También se les conoce como layout o maquetación.
Generalmente se asocian a los textos, pero en realidad, se pueden aplicar a otros formatos como el diseño web o gráfico.
A continuación, te presentaremos cinco características que dan cuerpo a estos elementos y que, al incorporarlos a tu trabajo, mejorarán su calidad.
1. Proximidad
Presenta las diferentes relaciones entre el contenido expuesto, agrupando o separando los diferentes elementos que componen tu proyecto.
Cuando aplicas este principio, tu trabajo adquiere mayor descanso visual.
Se ubica entre los distintos elementos de tu trabajo, como las líneas de texto, márgenes, iconos, etc.
Su función es simple, pero importante: ofrecerle espacio al contenido para que así se pueda entender.
Organiza el contenido bajo un formato específico que mejora la lectura del proyecto. Mantiene las proporciones entre las márgenes y el espacio de trabajo utilizado.
Esta característica es útil a la hora de destacar algo que nos parece importante dentro del proyecto. Existen muchas maneras de lograrlo, por ejemplo, a través de los diferentes estilos que pueden aplicarse a los textos, su tamaño o color.
En conjunto, facilitan la navegación del contenido a tus espectadores. Esto quiere decir que quien observa o lee tu trabajo, puede tener una guía de dónde empezar y dónde continuar.
Como su nombre lo indica, esta característica refuerza un elemento o estilo importante en tu diseño. Úsalo en títulos, encabezados, etc., ya que además de ofrecer unidad estética a tu proyecto, le permite a tus espectadores familiarizarse con lo que estás presentando.
Implementando estos elementos a tus diseños, podrás lograr composiciones con un aspecto único y profesional.
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