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Así que has tenido un largo día y decides relajarte viendo una película en tu servicio de streaming favorito. Buscas algunas opciones y ves un tráiler. Parece que está bien, pero tal vez una película diferente sería mejor. Así que ves otro tráiler, luego otro, y otro, y otro.
Veinte minutos más tarde y todavía no has elegido nada para ver. ¿Por qué es tan difícil decidirse y elegir algo? Esta escena, tan común para muchos de nosotros, se debe a algo llamado parálisis de elección.
Mira el siguiente video:
La parálisis de elección ocurre cuando tienes problemas para tomar una decisión porque hay una gran cantidad de opciones.
Quizás, lo has experimentado mientras intentas ordenar algo de un menú variado en un restaurante o al tratar de escoger un tono de pintura. Al principio, tener muchas opciones puede parecer algo grandioso, porque después de todo tienes mucha libertad y posibilidades.
Pero una vez intentas tomar una decisión, la cantidad de opciones puede ser agotadora e incluso, ¡llegas al punto de no elegir nada!
Esta parálisis es causada, en parte, por la creencia de que en algún lugar de esa abundancia de alternativas está la "opción correcta". Queremos encontrar la "mejor película" porque “no hay nada más valioso que nuestro tiempo”.
Así que pensamos en elegir “Motos de la noche”; aunque... también está “El perro basquetbolista” y “Peligro en el acantilado”. ¿Pero qué pasa si esas no son tan buenas como “El policía jardinero”, “Ogro de centro comercial” o “El atroz hotel de color pastel”?
Y así continuamos un buen rato hasta darnos cuenta de que hemos malgastado una gran parte del valioso tiempo que nos preocupaba perder.
Antes de caer en esta situación, intenta esto: ¡baja tus expectativas!
Lo sabemos, parece contradictorio, pero vayamos por partes. Si cambias tu expectativa de "necesito ver la mejor película" a "quiero ver una película lo suficientemente buena", puedes lograr dos cosas:
Uno, te presionas menos a la hora de encontrar la opción perfecta y dos, al poner la vara más baja, es más probable que disfrutes lo que sea que termines eligiendo. Además, intenta limitar tus opciones.
Digamos que tienes ganas de ver algo divertido. En lugar de curiosear cada comedia disponible, escoge dos o tres opciones y oblígate a elegir una de ellas. Al darte menos espacio de decisión, la elección será menos estresante y consumirás menos tiempo.
La próxima vez que vayas a ver algo y sientas que la parálisis de elección se apodera de ti… ¡Escoge algo! Tienes dos posibilidades: será lo suficientemente buena y, si no es lo mejor, seguramente sí será mejor que nada.
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